El pliegue de vuestra alma
Sentid el crujid de vuestra alma, –su pliego–,
a esa arruga que os demanda
un noble deseo.
Un silente jadeo, –que siendo amargo–,
ciñe a vuestra abrumada alma;
–en dolida calma–
bregó.
Donde el deseo palaciego
–que de vos reclama–,
se heló.
-- oo --
** Estructura, diseño y diagramación: Rubula **
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