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Los Relatos de Ruben

Ulceras sobre nuestra piel

Hay personas que piensan que el amor nace con un beso o bien con una mirada, más, existen otras que piensan que muere con un grito si es que no lo hace con una lágrima.
Es hora que desabroche cada botón, uno por uno, esos que oprimen mi alma y su forma.
Puedo decir fehacientemente que ella era de esa clase de mujer que te mantenía loco. ¡Por Dios!
Ejercía sobre mí ese efecto vigorizante dada su mirada que más de uno la podría llegar a catalogar de lasciva. Seduciendo, nadie la igualaba, al punto, que al menear con pachurriento desdén su cadera tanto para hombres como mujeres era una explosión de deseo latente. Su acercamiento, toda ostentación.
Más, luego comenzamos a cambiar; la rutina, los cambios de temperamento, la  edad, el no-sexo, simplemente conformaron una matriz cuyo tejido se afianzó en lo no dicho. 
Así nos rodeamos de espejos en los cuales nos sentimos reflejados, sólo que las imágenes no mostraban lo que fuimos, sino en lo que nos convertimos.
De aquel suspiro enamorado donde el anhelo, su sentido, ha sido buscar donde el alma gemela se encuentra, a, hasta llegar donde la rutina todo lo marchita  no ha sido nada más ni menos, un camino empedrado.
Te observé. Te observé en silencio. Y ambos lo hicimos; sólo que, como observando un paisaje triste en cuyo lienzo se desdibujó la  frágil fragancia del eco de un sentir añorado, otrora existente.
Una incontrolable apetencia llena de suspiros penetrando cada poro, cada rincón del alma ha ido forjando el rostro de las sombras, forjando una alianza enmarañada en parte consecuencia de no habernos hablado y en parte por  no ser.. simplemente nosotros.
Dicen que el amor nace con un beso o con una mirada, pero de igual forma  muere con un grito si es que no lo hace con una lágrima.
Pasaste frente a mí y me miraste:  no miré tus ojos, te vi toda por el camino más corto de mi alma. Y fue en su espejo que te sentiste reflejada.
Ahora el desamor y desconfianza campean holgadamente sobre un silencio petrificado; así danzan nuestros dioses muertos con trémulo y párvulo gozo haciendo palidecer la luz a la vera de viejas farolas por las cuales transitamos. Así. Abriendo viejas úlceras sobre nuestra piel.

 

-- oo --
 
** Estructura, diseño y diagramación: Rubula **



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