Profanía intimidante
Es toda una ceremonia el labrar del tiempo.
Dejarlo sentir despacio en el espacio de nuestros cuerpos, en el silencio de su dialecto sellado a fuego, profanando, mancillando la intimidad del sentimiento.
Es toda una ceremonia el labrar del tiempo.
Dejarlo sentir despacio en el espacio de nuestros cuerpos, en el silencio de su dialecto sellado a fuego, profanando, mancillando la intimidad del sentimiento.
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