Blogia
Los Relatos de Ruben

Los pájaros del canto

Octavilla espejada

Forjada

es la pena, inmune

 entre bastidores, que alude

 a una espalda,–una–, que cruje cansada

 por la afectación de la soledad; la un alma, a la que se alude

 por causa del desamor y desconfianza

 gestando éstos.. una venganza

 –solo–, por embuste.

 

Una pena inmune

aunque.. pena al fin, la que anclada

su semilla al fin en la escariada médula

de su origen, –como penar–, sus rotosos baúles

claman ser tratados –ya no– por simples promesas astilladas.

La envidia, las palabras en vano, la discordia, han sido simples obués

lanzando su salva de hiriente sorna, uno sobre el otro y el otro sobre uno. Embustes

que tanto antaño como en el presente, han forjado un dilema: –seres con promesas astilladas.

Ya no se encantarán mis ojos en tus ojos, ni se endulzará junto a ti mi pertinaz calvario.

Pero hacia donde vaya llevaré tu mirada y hacia donde camines tu portaras

mi dolor. Juntos rodeamos la ruta donde nuestro amor se forjara.

Fui tuyo, fuiste mía. Serás del que te ame; del dignatario

que corte en tu huerto lo que yo he sembrado. Más, –ahora–,

es la hora de partir; por ese calvario

de no serme; por el dolor.

Mi dura, –y fría–, hora.

 

Te ceñiste a la

pena, te agarraste al deseo

a hora del asalto y el beso; a un flaqueo

de la carne ardiendo como un faro al que con amor se recala

a través de una pared de sombra; ¡Cielos!

Todo en ti resulto naufragio;

un turbio deseo

alzado.

 

0 comentarios