Blogia
Los Relatos de Ruben

Ella

Minikoncerto

Aún con los años transcurridos recuerdo mi primer gran amor: a la mujer que marcó mi existencia. Describiría su accionar imaginándome a la lava como acariciando el mar, una aduladora. Su seductividad era marcada por un vagar zigzagueante; un sinuoso camino en la floresta.

Ahora bien, era insulsa. Imaginad por un instante a un alimento sin aderezos; así era ella.

Sin llegar a un pasionar brioso, poseía ese toque explosivo que no logra alcanzar a la elocuencia. Aun así, lo que ella gestaba en mí, era un fuego que minaba mis entrañas corroídas con violencia. Se dirá que los polos opuestos se atraen. No sé, lo que si se, es que me marcó.

Quizás sean anhelos. De esa clase, que daban lugar a desoladas pujas socavando en mí ansias tupidas de codicia. La dejé o ella lo hizo conmigo. Luego me casé.

Y cual si fuere un halcón sobrevolando los abismos de un mundo incipiente inexplorado y virgen, el amor volvió a hacer crujir mi alma;  se plegó ante un provocante deseo palaciego que a la postre se convirtió en un silente jadeo ciñéndose a mi abrumada ansia reclamándolo cual si fuese fuego.

Ahora, ella compagina ambas almas unidas que  ante el tacto desnudo, ese, palpado piel contra piel, da lugar a sensaciones cosquilleantes, y a unos suspiros que doblegan y aunque ella nunca me escuchase, o nunca me viere, debiera ello ahora gestarme angustia pero  juro, que no la retendría. Pasaría las horas bajo la lluvia aunque me pese, sólo por ella.

 

** Estructura, diseño y diagramación: Rubula **

0 comentarios