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Los Relatos de Ruben

Este mundo..

Minipro
Esta historia que os paso a relatar, –sus eventos y situaciones acaecidas por políticas de carácter hegemónico-, poseen consecuencias se extienden más allá del presente. En un futuro cercano. ¿Es qué acaso, su simiente se ha gestado en el pasado?
¡¡Humm!!

Sus antecedentes.
La lucha por la libertad de expresión de los pueblos, la no ingerencia en asuntos de internos de éstos, genocidios en maza en nombre de la religión, de la independencia, la conformación de países soberanos, siempre han dado que hablar.
Palabras muy lindas expresadas con vehemencia se han suscitado a lo largo y ancho de la historia de éstos.
Libertadores.
Carne de cañón.
¡Eso!
¿Por qué? Intereses geopolíticos, riquezas propias de otros países, cercanos o lejanos, han llevado a lo largo de la historia a confrontaciones y más confrontaciones. Unos pocos, con ansias desmedidas de poder, con sus arcas repletas de riquezas expropiadas de otros países, con gran poder en lo político, en lo militar, en el ámbito público, necistan más.
No le bastan.
Esos pocos, manejando la industria armamentista, colocando presidentes a dedo, eso si, obedientes a las normativas que éstos impongan juegan, cual si el Estado fuere marioneta manipulada por hilos invisibles, haciendo caer estados soberanos.
No es de ahora.
Es de siempre.
Así ha sido a lo largo y ancho de la historia de la humanidad.
Angurria.
Necesidad de poder.
Envidia.
¡Eso!
Llámese como quiera. Sus intereses están por encima del Estado, encima de los pueblos, de quien “gobierne”. Gobiernan, si éstos le permiten.
Poder, siempre poder.
¡Joder Tío!
No importa como se denomine. La libertad de los pueblos siempre ha sido manejada por poderes ocultos, que velan por sus propios intereses, que van más allá de una conjetura socio-política puntual. Mueven el hacer y el pensar de un Presidente, mueven fuerzas armamentistas cuyo fin es mantener el denominado“Statuo Quo” gestados por “esos pocos”. Protectores de su existencia, aunque también marionetas de éstos.
Fuerzas armamentistas que juegan un rol preponderante dentro de esas políticas gestadas por esos pocos. Ocultos. No dan la cara aunque uno se pueda imaginar quienes son. Hasta éstas, las fuerzas armamentistas, son títeres de de una élite conformada por unos pocos.
Pero no basta hacer caer Estados, por la necesidad de poder. Hay que intervenir en Internet.
Es hora.
Eso dicen.
Internet, un mundo cibernético. Otro mundo. Uno virtual. Uno donde el individuo es soberano, es Rey y Señor, es creador de de su propio imperio, gestor libertino de sus necesidades ocultas dentro de su propia esencia. Un mundo creado a semejanza de los intereses de cada quien. Es la voz del oprimido, del menesteroso. Un escapismo a la realidad que nos rodea, aunque su símil. Un espejo del real, donde la frontera entre la irrealidad y lo palpable es nula.
En algunos casos, claro.
También es un mundo que a pesar de ser virtual posee todas las connotaciones del que a diario vivimos. Hacemos negocios, lloramos, reímos, intercambiamos nuestra vida social por una virtual.
¿Por qué?
Necesidad de expresión, voces acalladas que intentan decir: “aquí estamos. Somos. Existimos”. Que de otra manera no podrían demostrar su existencia.

Internet.
Sinónimo de expresión libre, de pensamientos y sentimientos, de emociones fuertes y débiles. Sinónimo de libertad, de aquello que en el mundo en que vivimos, sea por las leyes de la Sociedad que se nos impone, sea por seres hechos para vivir en comunidad, por propio desgano quizás, o bien disconformidad por el que nos toca vivir, nos insertamos en ese mundo creado por computadoras cual si fuere una tabla de salvación. Soy libre, Libertad. Soy dueño de mis propios pensamientos, que lo comparta o no con mis coterráneos, es cosa mía. No de otros.
Creo castillos de la nada, creo mi propio mundo virtual, mi burbuja que me mantiene a salvo de los avatares del que nos imponen.
Ese, el de nuestra Sociedad.
Pero decir que Internet es sólo para sociabilizar, en donde ocultarnos de nuestros pesares, o de nosotros mismos como raza humana, es decir una banalidad.
Así como se creo para ser libre, también están esos pocos, que ven un plantío nuevo para cosechar. Se conforman negocios, sociedades virtuales a semejanza de la real. Sociedades que traen consigo todo lo que en lo real posee, desde envidia, necesidad de poder, manejo de mazas, etc.
Se necesita controlar Internet. Es un ente anárquico, un ente creado para escaparse, para informarse, para opinar.
Peligro.
Cuidado.
No importa si nació libre, no importa si el internauta quiere seguir siendo libre.
Es otro mundo.
¡Hay que conquistarlo!
Es un peligro, una amenaza que esta dirigida a los intereses de esos pocos que hacen caer Estados, los que imponen otros a ultranza.
Los grandes empresarios cinematográficos, se sienten vulnerables, derecho de autor, empresarios independientes que ven una veta de donde especular y sacar provecho. Necesidad de vivir, de existir.
No es posible que otros logren lucrar, que la torta se comparta.
¡No!
¡Definitivamente no!
Todo es para uno -es mío, me pertenece-, malditos libertinos. Que será de pobre Bill y su Microsoft sino se firma el ACTA, no si sale el PIPE, SOPA. Que será para las Productoras de Cine si otros como Cuevana buscan parte de su pastel. GNula, por ejemplo.
Servidores repletos de contenidos, Sitios Web, anárquicos. Pero, ¿anárquicos desde el punto de vista de quién?
No es de ahora el querer controlar Internet. Desde que ésta nació, es una amenaza para esos pocos que sienten que sus arcas repletas pero nunca llenas del todo, puedan ser vaciadas. Perder poder sobre las mazas.
¡Nunca!
¡Jamás!
Aunque el Infierno se enfríe.
¡No!
Para no perder la costumbre comenzamos otra guerra, la primera en un mundo que hasta ahora no la conoció. Internet, la última frontera. Adiós Magaupload, adiós Cuevana, adiós Gnula, adiós la libertad de expresión, Olvidaos de la libre información. ¡Joder!
El mundo es y ha sido siempre una porquería. Siempre lo será. Ahora es el turno de Internet. Control sobre el conocimiento. Debe estar en manos de esos pocos, como ha sido todo.
¡Joder!
¡Carajo!

 

** Estructura, diseño y diagramación: Rubula **

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